La inmersa noche rodea la iluminada ciudad, y La Academia no es una excepción. En las costas se asoma la esfera blanca que patrulla los cielos; La Luna y sus compañeras las estrellas.
Con el cigarro ya casi apagado, Jayden suspira y lo lanza hacia la nada, apoyando los codos sobre la baranda de la azotea.
A veces siento que esto es un sueño, quizás nada de esto sea real. Pero no puedo engañarme a mi mismo, adoro esto, pero, ¿Qué papel será el que me dará la vida? ¿Seré el mejor de toda la Flota Estelar? ¿Emplearé bien el uso de La Magia?
Es lo que piensa el chico cuando se da cuenta de que son casi la una de la mañana, por lo menos era un día libre. Ese día lo habia disfrutado con sus amigos, quizás ya casi se hacían hermanos. Pero él sentía que su amistad era por algo, que el destino tenía algo planeado.
Jayden pensó enseguida en el director de la Academia, Dereck Hermsworth, y quiso saber más.
–Voy a buscarle —dijo al fin— espero esté despierto.
Jayden abandonó la azotea y se dispuso a caminar por los corredores del lugar, eran largos y casi infinitos para él. Pero para llegar a la oficina del director debía cruzar casi todo.
Finalmente, se topa con dos grandes puertas con clave en una de ellas
–Por favor —dijo una voz artificial femenina— coloque su mano donde le indica la figura en el código y así podrá entrar.
Jayden hizo caso a la petición de la voz automática y puso la palma de su mano
Detectado
Y las puertas se abrieron..
Todo en un principio era oscuro, oscuro, muy oscuro pero esa oscuridad después reveló un luminoso foco a lo lejos. Jayden, con cuidado, se acercó a paso lento sintiendo una sospecha (o un enigma) que le agobiaba.
Al acercarse, notó que en el foco se hallaba el escritorio del director.
–Que habrá aquí...—dijo y puso una mano sobre el grueso y duro metal del cual estaba elaborada la mesa—
Un movimiento irrumpió el dominante silencio y Jayden se alarmó enseguida.
– << Mierda, debo esconderme >>
Jayden se escondió bajo el escritorio, procurando no hacer el más mínimo ruido.
Era el Director Hermsworth, quién caminaba tranquilamente y sus pasos se escuchaban como ecos en un inmenso abismo o cadenas que son tiradas de forma estruendosa, seguía caminando cuando se detuvo ante dos compuertas;
–Por favor, pronuncie la clave para entrar —pidió amablemente una voz artificial—
–F-I-E-V-A —dijo Hermsworth, ante él se abrieron las dos compuertas dando lugar a una misteriosa y gran biblioteca.
Jayden asomó levemente la cabeza observando la inmensa biblioteca que se escondía tras esas compuertas, aprovechó para incorporarse rápidamente y correr para llegar a tiempo.
Una vez ahí, el chico se dispuso a esconderse entre dos grandes estanterías para seguir observando al director Hermsworth.
Hermsworth tomó entre sus viejas y huesudas manos un libro cuya antigüedad databa de muchos años atrás, parecía peculiar, y cuando lo abrió sopló el polvo que brotaba de las páginas.
—¿Qué estará haciendo? —piensa Jayden mientras seguía viendo al director—
Hermsworth se sienta en el centro de la biblioteca con el libro en mano, hasta que un sonido irrumpió en el lugar.
–¿Quien anda ahí? —alza la mirada levantando una ceja, interrogando—
Jayden no es capaz de levantar el libro que por accidente dejó caer, pues le descubrirían. Hermsworth vuelve a la lectura y el chico suspira aliviado.
–Eso estuvo cerc...—se calla nuevamente al ver que ha dejado caer otro libro, o para peor, una escalera se tambalea y se cae directo hacia él.
–¡Ah! —grita y se aparta con rapidez, se da cuenta de que ha sido descubierto por el director Hermsworth quién se le acerca—
–¿Jayden Boswell?
–Ah....si...—el chico sonríe tímido—
–¿Como lograste entrar? —pregunta Hermsworth quién en su rostro se reflejaba una muestra de enojo y confusión disfrazadas de curiosidad—
.
Pasada una hora, el director Hermsworth trae consigo una bebida para Jayden, este la toma y se la bebe de un tirón.
–Bien —musita Hermsworth quién se sienta a su lado y le mira fijamente— por lo que veo en ti, es curiosidad pura.
–¿Curiosidad? —dijo Jayden—
–Si —afirmó ladeando la cabeza— es verte a ti en los ojos y me doy cuenta que quieres de alguna manera u otra buscar información. Pero no sé con certeza cuál.
Jayden le mira sorpresivo y prosigue;
–En realidad —el chico le mira a los ojos— siento que hay algo en mi, que no todos tienen.
–¿Qué es lo que percibes de ese detalle peculiar?
–El otro día —dijo Jayden— en la clase con el Profesor Roberts vi en la palma de mi mano un trazado naranja brillante como un río de lava. Desde entonces, lo he visto seguidamente y en la Biblioteca de la Academia no encuentro una información acertada respecto a porque tengo esto.
–Dame tu mano —le pidió Hermsworth—
Jayden le mira un tanto desconfiado, pero sabiendo que él era el sabio, accedió a dicha petición.
Hermsworth coloca sus huesudas y viejas manos sobre las jóvenes y duras de Jayden, cierra los ojos y luego (tras cinco minutos) los abre de golpe.
–Oh...por todos los cielos —dijo Hermsworth—
–¿Qué, qué vio? —inquirió Jayden—
–Jayden, no puedo creerlo..
–¿No cree qué? —dijo Jayden— dígamelo.
–Tu....tienes...el poder del Fuego Universal...
....¿Qué....? —pensó Jayden—
–Eres el Heredero de Fairum, Jayden —afirmó Hermsworth— no puedo creerlo.
¿El heredero de Fairum?
Hermsworth se levanta y por unos instantes se mira en la vidriera.
–Tantos años he entrado a la Familia Boswell, y tras muchos años por fin hallo al descendiente del dios más poderoso de El Universo.
>> por un momento, creí que era un mito, una falsificación, que los dioses murieron en la pelea contra Oscuranus hace ya veinte mil millones de años. Pero.... veo que no es así.
–No....no, no puede ser. Pero yo soy un chico común y corriente —dijo Jayden— ¡No puedo ser quién crees que soy!
–Lo eres, Jayden —afirmó Hermsworth y se giró para verle— la sangre de ese dios fluye en tus venas, la profecía está a punto de cumplirse. En la que el Heredero de Fairum será quien ponga fin definitivo a Oscuranus.
>> ahora tú y yo lo sabemos, procura ocultarlo hasta de tus mejores amigos. Pues nunca se sabe, a partir de esta misma noche tendré que entrenarte en el mejor empleo de la Magia, pues... Las Galaxias Oscuras tienen planeado algo. Y su emperador, Darkanus, tiene al Heredero de Oscuranus bajo su poder. Y es tu primo...
– No....puedo, creerlo —pensó Jayden— ¡Esto debe ser un sueño! —exclamó— no puedo yo, Jayden Boswell, ser el heredero de un dios quién es primo del heredero del otro. ¿Donde está ese? ¿Tendré que matarle? ¿Qué es todo esto? ¡Nadie nunca me dijo nada!
–Porque aún el poder no se hacia presente en ti, Jayden, pero ahora que tienes diecisiete. Es el momento de la verdad...
–Yo, debo irme.
Jayden abandonó la biblioteca, aquella revelación le habia dejado impactado, confundido, enfurecido y todo lo demás, no podia creer que ayer era un chico que sólo quería pertenecer a la Flota Estelar, y ahora, el Heredero del Dios del Fuego.








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