En ocasiones solemos ser solitarios, pero dicha soledad se excede a tal punto de que estemos solos completamente, como si de ermitaños se tratase. ¿Porqué algunas personas nos alejamos del resto? ¿Porqué simplemente ahogamos toda nuestra tristeza ahogándonos en ella?.
En realidad, en algún momento de nuestra vida somos solitarios, algunos más que otros, pero somos solitarios. La compañía es la que viene a rellenar el espacio o el hueco que necesitamos en nuestra vida, amistades que duran para siempre, etapas en las que amamos a aquella persona en especial. Pero de alguna manera u otra, la soledad nunca se va de nuestro lado.
Existen personas, como yo, que la soledad es la unica y fiel compañera que poseemos, a tal punto de que seamos portadores de ella misma. Normalmente los demás nos miran como gente rara, gente errante, gente que hasta se cuestiona de su salud, no es nada de eso, el problema creemos que está en los demás, decimos que las cosas no son como nos parece. Pero el verdadero problema somos nosotros. ¿Irónico, no?
La fiel soledad invita a algunas personas a ser completamente solitarios, sin compañía alguna, cosa que destruye por completo nuestro lado social, o en caso, lo ahoga a un fondo que nadie es capaz de penetrar. La soledad está en todas partes, desde círculos de gente hasta lugares vacios, a fin y al cabo como se mencionaba antes, la soledad nos acompaña desde que en el vientre de nuestra madre nos gestamos hasta llegada la hora de nuestra muerte.
Nadie es el problema de mi soledad, soy yo mismo, soy yo quién se ha entregado completamente a ella, enredado en una cadena invisible de aislamiento, asfixiado por el agonizar de ella. Por esto, cuando somos completamente solitarios, somos portadores de nuestra cualidad, la soledad. Aunque esta no se rige bajo ninguna ley o presión puesto a que es independiente como el viento.
Ángeles que entonan ecos de soledad, llenos de furia, llenos de decepción, el batir débil de sus alas es una demostración.
Un portador de la soledad, vive encadenado a ella, sin ningún tipo de escapatoria conocido. Pero eso no quiere decir que no nos libremos de ella, existen momentos determinados de nuestra vida en la que la compañía toca la puerta de nuestra vida. Unas personas abren, algunas lo dudan, otras se niegan a que ella se meta en su vida.
Por ello, recuerda, que la soledad no es propia de un grupo en común, sino de todos los seres vivos. Errantes, callados, pensativos..










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